"60 y Piquito" en una ciudad inclusiva
- María Fernanda Chávez
- 2 dic 2016
- 5 Min. de lectura

Como seres humanos tenemos un ciclo de vida natural. Cuando llegamos a la vejez las cosas pueden llegar a ser diferentes, pues la vitalidad del cuerpo no es la misma. Es por eso que en algunos casos las personas de la tercera edad son excluidas por el resto de la sociedad.
En el mundo hay sociedades que por motivos de cultura tienen un gran respeto a las personas de la tercera edad por su experiencia y su sabiduría; pero no en todo el mundo es perfecto.
En el Ecuador existen muchas leyes que amparan y velan por los derechos de los adultos mayores, al igual que la Constitución con artículos específicos.
En la capital, el Municipio de Quito cuenta con una Secretaría de Inclusión Social que trabaja por incorporar en la sociedad a grupos vulnerables, y uno de éstos es el de los Adultos mayores, por medio de la Unidad Patronato San José con el grupo “60 y Piquito”.
La psicóloga Andrea Peñaherrera nos cuenta acerca del tema en general, en donde la tercera edad constituye la llegada de los seres humanos a la etapa culminante de su vida, por tanto las emociones se vinculan con sentimientos relacionados a la muerte.
“Y es que van culminándose etapas importantes como su vida productiva, llega la jubilación. Sus hijos ya no dependen de ellos. Las enfermedades propias de la edad... Factores que lo vinculan directamente con la pérdida, la soledad. Sentirse poco productivos los aísla y deprime. Su círculo de amigos se reduce y muchos pierden con ello la alegría frente a la vida. Hay quienes aprovechan el tiempo extra para viajar o formar parte de grupos para la tercera edad, con ellos van permitiéndose aun formar parte de colectivos humanos con intereses similares que les ayuda a sobrellevar la soledad, los motiva a vivir.”
También nos habló sobre la inclusión en adultos mayores, enfatizando que las personas de la tercera edad son parte de la sociedad, y que somos nosotros como colectivo humano que consideramos a lo improductivo como inservible y lo aislamos y encerramos, es lo mismo que pasa con los niños, los locos y los mendigos.
“Es la sociedad misma que ha estigmatizado a la suma de años como sinónimo de inútil. ¿Qué podemos hacer? Pues devolverles el puesto que les pertenece, el de experiencia, sabiduría, enseñanza. Volver a las costumbres de familias extensas, donde los ancianos se sentaban a la mesa y alrededor de ellos la familia entera para compartir los alimentos y las experiencias. Comprender que es cierto que la juventud tiene vitalidad, pero que el mayor tiene experiencia.”
En base a esto acudimos a uno de los centros que forman parte del Patronato San José y hablamos con Alejandro Colina, responsable del Centro de Experiencia del Adulto Mayo, La Delicia.
Nos contó que el Programa “60 y Piquito” empezó en la Alcaldía de Paco Moncayo y que en éste momento está con la administración del actual alcalde Mauricio Rodas, y con la cabeza del Patronato, María Fernanda Pacheco.
Actualmente el programa se dedica a atender a los adultos mayores en un sentido no solamente recreativo, sino también de emprendimiento y de crecimiento. Su máximo objetivo es lograr que los adultos mayores tengan un desarrollo de su vejez en armonía, siendo atendidos y respetando sus derechos fundamentales

En ese sentido se desarrollan una cantidad de talleres enfocados a distintas áreas como: manualidades, actividad física, talleres de memoria, talleres de computación, talleres de emprendimiento, entre otros. Entonces ellos tienen una gran gama de actividades para elegir y también varios puntos para dirigirse.
“El programa "60 y Piquito" tiene aproximadamente más de 300 puntos en el distrito y puntos rurales incluso”…“Por Fiestas de Quito los “60 y Piquito” se prepararon .Tuvieron una feria de emprendimiento en donde mostraron todo lo que han ido haciendo y aprendiendo. Con el objetivo de que las cosas no se queden en un “si estoy asistiendo al grupo y estoy feliz”, sino que tienen verdaderos emprendimientos”.
En el grupo de La Delicia estuvo encargado de las empanadas, entonces ellos se han ido preparando durante algún tiempo y han comprobado que les da un beneficio como negocio. “Por eso tienen una profesora que no solo les dice que tienen que cocinar, sino también les da el enfoque de cómo pueden hacer un plan de negocios y cómo ejecutarlo”.
También nos contó que tuvieron una representación artística con un grupo de teatro. “Por eso tenemos una profesora de teatro y danza, y ellos presentaron un sketch de “Mariangula” como leyenda tradicional, y del 60 y Piquito en sí, cómo se han sentido en el programa y lo hicieron muy bien, porque la profesora es una persona profesional”.
Hay ese desarrollo lúdico y temático, que aparte de hacer que sientan bien, también hay una integración de los distintos ámbitos de la sociedad.
En los grupos hay personas muy valiosas que aportan con sus conocimientos durante los talleres y las clases que dan los maestros. Los profesores son personas muy capacitadas en las diferentes actividades que llevan a cabo.
Respecto al tema de salud tienen varios programas. Por ejemplo en el Centro de La Delicia tienen una fisioterapista, que les da sesiones durante toda la semana a los distintos grupos.
Aparte de éste hay un programa llamado “Visitas Solidarias”, impulsado por María Fernanda Pacheco, presidenta del Patronato San José, que consiste en visitas de una fisioterapista, un psicólogo y un trabajador social a la casa de un adulto mayor que por razones de salud, que viven solas, son abandonados o con alguna discapacidad no pueden acudir a los centros. Aquí los especialistas hacen las debidas revisiones, diagnóstico y un seguimiento.
En éste omento para todos los usuarios del “60 y Piquito” hay un nuevo programa llamado “Volver a Ver”, donde reciben atención visual gratuita. Se les evalúa y de acuerdo al diagnóstico les otorgan lentes y cirugías gratuitamente.
“Ha tenido un impacto muy positivo. Realmente yo no he tenido la oportunidad de ver los 10 años de desarrollo del programa, pero actualmente estamos llegando a los 20 000 usuarios, y esto es un crecimiento muy notable que demuestra que los adultos mayores se sienten felices y contentos de asistir a nuestros talleres y de que han hecho el esfuerzo”. nos contó.

Después de la entrevista nos encontrábamos en medio de un festejo organizado por el grupo del taller de desarrollo de la memoria. Éste pequeño evento fue organizado por el mismo grupo por las Fiestas de Quito, en donde brindaron por el éxito de sus participaciones y por la convivencia. Un grupo muy alegre que bailaba al ritmo de música tradicional.
En ese momento hablamos con Anita, integrante del grupo. Ella nos contó que el grupo de los “60 y Piquito” es una gran oportunidad, porque gracias a los talleres y clases pueden aprender cosas que siempre quisieron o que nunca se atrevieron a hacer. Prácticamente lo menciona como un espacio donde pueden cumplir sus sueños, mostrándonos con toda seguridad un claro ejemplo del “nunca es tarde”.
“Verdaderamente es un grupo más que amigos. Porque llegamos a esta etapa de la vida donde cada uno de nuestros hijos, nuestra familia, ya tienen sus proyectos, sus cosas, sus trabajos, y nosotros nos quedamos solos en casa. Para mí, yo no he tomado esto como un grupo de terapia, sino de integración, donde yo he podido demostrar mis capacidades, mis habilidades, donde he podido hacer amigas que nunca las tuve, y saber que aquí hay mucha necesidad… de que alguien le dé un abrazo, de que le digan cómo estás, preguntando si ha tomado tu medicinas, o cualquier cosa de estas… ayuda muchísimo”.
Sin duda, tanta amistad, energía y un gran cuidado entre éste grupo de personas es muy gratificante de ver, pues pertenecen a un grupo que necesita de cuidados y cariño, y es exactamente lo que encuentran al formar parte de los “60 y Piquito”. Y es aquí en donde decimos que Quito si es una ciudad inclusiva.
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