La Fiesta de la Luz, un espectáculo nunca antes visto en Quito.
- María Fernanda Chávez
- 4 nov 2016
- 1 Min. de lectura
Transitar por el Centro Histórico nocturno de la capital es hermoso, pero La Fiesta de la Luz fue algo completamente nuevo e hipnotizante para quienes lo presenciaron.
Visitar la Iglesia de la Compañía de Jesús, la Plaza de Santo Domingo, la capilla del Museo de la Ciudad, Plaza de La Merced, Plaza Hermano Miguel, Centro Cultural Metropolitano y la Plaza del Teatro fue inolvidable. Y además de disfrutar junto a personas nacionales y extranjeras que nos visitaron de distintos puntos del planeta, vivir el recorrido junto a talentosos músicos, artistas y teatreros callejeros fue algo divertido e irrepetible.
Jamás se había visto a tanta gente haciendo inmensas colas para ingresar a los espectáculos y museos, o esperando sentada y de pie en las plazas para el inicio del espectáculo de luces.
Mientras todo daba inicio era normal escuchar en cada esquina a músicos tocando jazz, pasillos, boleros o música andina; sin mencionar el recorrido de la banda municipal a la que los típicos quiteños les gritaban “toquen trompudos”.
Los restaurantes tenían filas de espera aguardando que el resto termine para disfrutar de algo caliente antes de las distintas funciones.
A pesar de que las calles estaban llenas de gente y en que varias esquinas era casi imposible avanzar entre empujones y gritos, no fue impedimento para disfrutar de la hermosura arquitectónica de las edificaciones que tenemos resaltada por el show de láser y luz, complementada con la rica cultura que posee Quito. Sin duda, algo que debe volver a repetirse en nuestra ciudad.
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